miércoles, 16 de julio de 2014

La vida se oye: un lugar para la belleza...



Quería comenzar este blog con una pieza de música que explica cual es el origen y la razón del mismo: la belleza transmite y revela algo que está más allá de ella. Remite a algo que es la fuente de la belleza sin la cual el hombre no podría vivir. Esta belleza nos cautiva y nos atrae ¿por qué? por que estamos hechos para la Belleza , la Verdad, La Justicia... y esta belleza es reflejo de esa Belleza. 

En esta primera entrada hablaré sobre una música que tal vez sea un poco dificil de escuchar pero creo que es de una gran belleza y el mensaje es además de hondo calado. Se trata de una parte del segundo movimiento de la sinfonía nº 3 "De las lamentaciones" (Symfonia pieśni żałosnych) del compositor polaco Henryk Gorecki. Esta es una sinfonía escrita para soprano y orquesta marcada como su titulo indica por el lamento, por el dolor. En concreto la letra del movimiento de hoy se trata del lamento de una chica de 18 años escrito en la pared de una celda de la gestapo:

    Mamo, nie płacz, nie.
    Niebios Przeczysta Królowo.
    Ty zawsze wspieraj mnie.
    Zdrowaś Maryjo, łaski pełna.


Mamá, no llores, no.
Inmaculada Reina de los Cielos,
apóyame siempre.
Ave María, llena eres de gracia.
Zakopane, "Palace", celda n.º 3, pared n.º 3, Helena Wanda Błażusiakówna de 18 años, encarcelada desde el 25 de septiembre de 1944.

El compositor recuerda así el impacto que le produjo el descubrimiento de este texto: «Admito que siempre me han irritado las grandes palabras, los gritos de venganza. Quizás si me viera frente a frente con la muerte yo también gritase así; pero esta frase que encontré era diferente, casi una disculpa o una explicación por haberse metido en este lío; busca consuelo con palabras sencillas, pero significativas». Más tarde explica: «En la prisión, toda la pared estaba cubierta de inscripciones que clamaban: 'Soy inocente', 'Asesinos', 'Ejecutores', 'Liberadme', 'Salvadme', etc. Todo era chillón y banal. Los adultos escribían este tipo de mensajes, pero he aquí una chica de dieciocho años, casi una niña. Ella es diferente. No desespera, no llora, no exige venganza. No piensa en sí misma, en si merece o no este destino. En cambio, piensa en su madre, que es quien experimenta la verdadera desesperación. Esta inscripción es algo extraordinario. Y realmente me fascinó». 

¿Qué es lo que hizo que esta chica no sucumbiera como los demás a pedir venganza? ¿Qué es lo que hizo que, en definitiva, no perdiera la esperanza en una situación como esa? La clara conciencia que tenía de no estar sóla, de saberse acompañada en una situación en la que el más valiente, si confía sólo en su fuerza, sucumbe. El dolor, el lamento (como refleja muy bien la música) no desaparece pero no está sóla y eso le hace tener esperanza. Es como el niño que intenta entrar sólo en una habitación oscura se queda paralizado pero si es su padre o su madre quién le coge de la mano ese niño camina pues su fuerza no está en él sino en la presencia de su padre. Ojala ante una prueba como esa tuviesemos la misma certeza.








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