viernes, 18 de julio de 2014

Bach: Zion Hort Die Wachter Singen. La belleza salvará al mundo (Dostoyevsky)

La música de esta entrada corresponde al que ha pasado a la historia con el sobrenombre de "el padre de la Música". Johannes Sebastian Bach. Contado entre uno de los más grandes compositores de la historia y olvidado durante cincuenta años después de su muerte acaecida el año 1750.
Se trata de la coral de una de sus más famosas cantatas la 140 " Wachet auf, ruft uns die Stimme" (Despertad, nos llama la Voz). Es curioso pues al igual que os he mandado algunas piezas que una vez escuchadas dan ganas  de volver a escucharlas pues llegan desde el primer momento, esta es una pieza que para captarla en toda su belleza debe ser escuchada varias veces. En cada una de esas audiciones se desvelan nuevos matices que enriquecen cada vez más este magnifico coral. La fantástica frase inicial llena de movimiento es  expuesta por la cuerda y se repite de forma obsesiva a lo largo de toda la pieza modulando en ocasiones a tono menor y otras recuperando el tono mayor inicial. Por encima de esta frase, el coro de voces masculinas exponen con notas largas en su mayoría el coral. Paradójicamente la orquesta que suele hacer de acompañante del coro cambia por completo su papel y toma un rol preponderante poniéndose a la misma altura que el coro fundiéndose ambas partes, coro y orquesta en un todo, con una fuerza expresiva arrebatadora.
El texto dice:

Zion hört die Wächter singen,
Das Herz tut ihr vor Freuden springen,
Sie wachet und steht eilend auf.
Ihr Freund kommt vom Himmel prächtig,
Von Gnaden stark, von Wahrheit mächtig,
Ihr Licht wird hell, ihr Stern geht auf.
Nun komm, du werte Kron,
Herr Jesu, Gottes Sohn!
Hosianna!
Wir folgen all
Zum Freudensaal
Und halten mit das Abendmahl.





   Sión escucha el canto de los vigías,
   su corazón late de alegría en su seno,
   se despierta y se levanta con presteza.
   su glorioso Amigo llega del cielo,
   fuerte en la misericordia, poderoso en la verdad,
   Su luz brilla, su estrella se levanta.
   Ven ahora, corona preciosa,
   Señor Jesús, hijo de Dios!
   Hosanna!
   Sigámosle todos
   a la sala de la alegría
   y unámonos en la cena.


"La belleza salvará al mundo" nunca como en este momento histórico es pertinente esa frase de Dostoyevsky. En este momento en que respiramos inquietud y malestar, en que vamos frenéticamente a la carrera sin llegar a ningún sitio, en que al final del día terminas molido física y mentalmente, en que pocos o ninguno son los que te preguntan que tal estás preguntándotelo verdaderamente, en que predomina un sentimiento de que la realidad, hasta la más querida (y esto es terriblemente doloroso), se diluye. Se hace más necesario la presencia de la belleza que nos reclama a la Belleza. Se impone la necesidad de que la vida sea plena, intensa como esta música. Es necesaria la espera de que lo Imposible se haga presente, se haga compañero de camino, llene cada día como también reclama el texto de esta pieza. Es la espera de que lo extraordinario se haga cotidiano.


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