viernes, 25 de julio de 2014

Copland: Appalachian Spring. La Belleza que sostiene la vida.

La música de esta entrada fue compuesta por Aaron Copland y es una de las más bellas páginas de la música del siglo XX. Se trata de el primer movimiento (Very slowly) de la suite Applachian Spring (Primavera apalache). Compuesta entre 1943 y 1944 y concebida inicialmente como ballet, es la obra más popular de Copland. Con la adaptación para orquesta que hiciera al año siguiente, Copland ganó el prestigioso premio Pulitzer y alcanzó fama internacional.  La versión que oimos está dirigida por su querido amigo y compositor Leonard Bernstein en 1961.

La concepción de la obra como ballet, hace que tenga un carácter descriptivo. Intenta describir la vida de los primeros colonos y lo que allí encontraron. El espectáculo de los Apalaches en primavera. La fascinación ante el espectáculo de la naturaleza en plena ebullición en un lugar privilegiado como es la Cordillera de los Apalaches.

Esta admiración de Copland frente a la Naturaleza no es única en la Historia de la música. No faltan ejemplos de  esta subyugación ante el espectáculo que ofrece la Naturaleza: Beethoven, Vivaldi, Haydn, Strauss, Berlioz… y un largo etcétera podría añadirse a esta lista.

En realidad esta no es una admiración exclusivamente artística. ¿Quién, frente a un espectáculo natural, montaña, bosque, mar, cielo estrellado… no ha sentido la admiración que Copland expresa en su música? Me atrevería a decir que todo el mundo ha sentido de una manera u otra esta fascinación que lleva de forma inevitable a una pregunta: ¿De dónde nace esta belleza? ¿De dónde nace este orden?

Hace unos pocos meses tuve la inmensa suerte de estar frente a un genio, un astrofísico que vive fascinado por esta belleza: Marco Bersanelli. Era absolutamente asombroso escuharle contar las formidables dimensiones del Universo: solo en nuestra galaxia existen más de 200.000 millones de estrellas y a su vez se sabe que hay unas 200.000 millones de galaxias separadas cada una por miles de años luz. Y nosotros, ese pequeño punto, apenas una mota de polvo. La Tierra, el hogar del hombre, del punto culminante del universo, del punto autoconsciente, del único ser que se pregunta y se maravilla de lo que existe y para el que todo ha sido creado.


Ante este espectáculo, y frente a todo lo que existe, solo cabe repetir algo como decía la madre de Giussani en cierta ocasión en que en un amanecer caminaban juntos: "¡Que bello es el mundo y que grande es Dios!" Es decir que bello todo lo que existe que nos deja ver lo que late detrás de eso, de esa apariencia, de esa grandeza: la Belleza que sostiene la vida. 


martes, 22 de julio de 2014

Lloyd Weber: Requiem. Pie Jesu. Bastaría con dejarse aferrar por la Verdad...


La música de esta entrada corresponde a una obra compuesta hace relativamente poco (1985) por el autor que más éxitos ha cosechado en Brodway. Con títulos com Cats, El fantasma de la ópera, Jesucristo Superstar, Evita y un largo etcetara Andrew Lloyd Weber ha sido uno de los más galardonados compositores de los últimos 50 años: un Oscar, tres premios Tony, otros tantos Grammy, un Emmy internacional, seis Olivier y un Globo de Oro...

Lloyd Weber compuso su réquiem del que forma parte este Pie Iesu, tras el impacto que supuso para él la lectura de un artículo sobre un niño camboyano que se vió en la terrible disyuntiva de matar a su hermana mutilada o ser ejecutado. El niño eligió entregar su propia vida. La posterior muerte de un periodista en el conflicto de Irlanda del Norte poco después de que este le hubiese entrevistado, proporcionó inspiración para su composición. Fue estrenado en New York el 25 de febrero de 1985 para más tarde ser interpretado en Londres. Fue dedicado a la memoria de su padre William Lloyd Weber quien había muerto en 1982.

Escuché por primera vez esta música gracias a su inclusión por parte del gran Chules en uno de sus fántasticos y siempre recomendables por muchos motivos, recopilatorios de música de Bocatas.

El texto dice:

Pie Jesu, pie Jesu, 
pie Jesu, domine
Pie Jesu, pie Jesu, 
Dona eis requiem 
Pie Jesu, pie Jesu, 
pie Jesu, pie Jesu

Qui tollis peccata mundi
Dona eis requiem, 
dona eis requiem


Piadoso Jesús, dulce Jesús, 
dulce Jesús, mi señor 
Piadoso Jesús, dulce Jesús, 
dales descanso
Jesús misericordioso, 
piadoso Jesús, dulce Jesús

Tú que quitas los pecados del mundo
Dales la paz, 
Concédeles descanso

Es curioso ver como vivimos la vida como un sucederse de acontecimientos que gestionamos con mayor o menor fortuna. Como vivimos divididos en una infinidad de parcelas: la de esposo, la de padre, la de maestro, la de hijo, la de amigo... pasamos así por encima de todas las cosas sin llegar al fondo de ninguna de ellas, las toreamos como mejor podemos y en muchas ocasiones "morimos" en el intento. Esperamos con ansias a que llegue el siguiente capítulo de nuestra vida por que será mejor que el anterior y cuando este llega esperamos siempre al siguiente mientras el tiempo se escapa entre nuestros dedos.

Y corremos. Corremos sin parar un instante. Corremos para que nada se nos escape pero todo queda un paso más allá de donde nos encontramos.

Sin embargo todo es más sencillo. Bastaría con parase y mirar lo que nos rodea con ojos sencillos. Impactados por la belleza de lo que existe, la belleza de un nuevo día (que siempre es una nueva oportunidad), la belleza de una relación, la belleza de esta música... Bastaría reconocer conmovidos la belleza que tenemos al rededor en lugar de correr tras ella para aferrarla. Bastaría con dejarse aferrar por la Verdad, con saberse aferrado por la Belleza, amado por la Verdad, creado y recreado por la Belleza, la Verdad, La bondad , La Justicia...

" San Agustín, que en su vida buscó largamente la Verdad y fue aferrado por la Verdad, tiene una bellísima y célebre página en la que afirma: «Interroga a la belleza de la tierra, del mar, del aire amplio y difuso. Interroga a la belleza del cielo..., interroga todas estas realidades. Todos te responderán: ¡Míranos: somos bellos! Su belleza es como un himno de alabanza. Estas criaturas tan bellas, si bien son mutables, ¿quién la ha creado, sino la Belleza Inmutable?» (Sermón 241, 2: PL 38, 1134). Pienso que debemos recuperar y hacer recuperar al hombre de hoy la capacidad de contemplar la creación, su belleza, su estructura. El mundo no es un magma informe, sino que cuanto más lo conocemos, más descubrimos en él sus maravillosos mecanismos, más vemos un designio, vemos que hay una inteligencia creadora. Albert Einstein dijo que en las leyes de la naturaleza «se revela una razón tan superior que toda la racionalidad del pensamiento y de los ordenamientos humanos es, en comparación, un reflejo absolutamente insignificante» (Il Mondo come lo vedo io, Roma 2005). Un primer camino, por lo tanto, que conduce al descubrimiento de Dios es contemplar la creación con ojos atentos (...) corremos el riesgo de perder(nos) en el mundo ruidoso y disperso en el que vivimos: la capacidad de detenernos y mirar en profundidad en nosotros mismos y leer esa sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y remite a Alguien que la pueda colmar." Bebedicto XVI. Audiencia general del 14 de noviembre de 2012.

A ti que lees estas lineas te invito a que pares un momento y mires el espectaculo que tienes al rededor mientras escuchas esta belleza que remite a la Belleza.

lunes, 21 de julio de 2014

Pergolesi: Quando Corpus Morietur. Amén. La felicidad es el destino de la vida.

La música de esta entrada es bastante conocida, no así la historia de su compositor y esta es una de las razones por la que escribo sobre ella.

Se trata de los dos últimos números del famosísimo Stabat Mater de Giovanni Battista Pergolesi.

Su historia es bastante desconocida y es curioso tratándose de un compositor que marcaría el rumbo de la música influyendo en compositores posteriores tan importantes como los Bach, Haydn o el mismísimo Mozart.

Tras un éxito apabullante obtenido por su ópera cómica "La serva padrona" (la primera de la historia), fue de fracaso en fracaso. Primero en Nápoles, más tarde sería Roma y por último, de nuevo Nápoles las ciudades testigo de su hundimiento en la más absoluta miseria.

Fue entonces cuando su novia, María Spinelli, fue obligada por sus hermanos a romper con él. El método elegido fue es bochornoso "bofetone in rostro".  María, que le seguía queriendo se retiró a un convento para serle fiel. María pidió a su amado que tocase en la ceremonia de toma de votos a lo cual él accedió después de muchos ruegos por parte de ella. Un año más tarde la pobre María enloqueció y murió. Entonces Pergolesi tocó de nuevo para ella pero en esta ocasión en su funeral.

Prosiguió de fracaso en fracaso y desanimado y tuberculoso se retiró a un convento de capuchinos. Allí en una celda del convento compuso la que sería su última obra el famoso Stabat Mater del que hoy oímos sus dos últimos números: Quando Corpus y amén. Al mes de escribirla moría a los 26 años de edad.

La letra dice:

Quando corpus morietur,

fac, ut animae donetur
paradisi gloria. Amen.

Y cuando mi vida se apague
Señor, permiteme que mi alma remonte el vuelo
hacia el paraiso de tu gloria,
amén.

La obra completa está transida de dolor, traspasada por el lacerante dolor que sentía Pergolesi y que traslada a la oración que narra el dolor de la Virgen al ver a su amado Hijo en la cruz. Todo el dolor por los fracasos, todo el sufrimiento por la perdida de su amada María, toda la angustia por la inminencia de la muerte se concentra en esta bellísima obra que no obstante es una obra que no es desesperada sino cierta en la esperanza plasmada en la última plegaria (permite que mi alma remonte el vuelo hacia el paraíso de tu gloria) esperanza que se ve rotundamente refrendada por una amén como pocos hay en la historia de la música. Pese a todo el sufrimiento Pergolesi no pierde la esperanza por una única razón: sabe hacia donde se encamina su vida aquí reside toda su esperanza. Sabe que la vida tiene un destino bueno, que la vida esta hecha para lo que más deseamos: la felicidad.



viernes, 18 de julio de 2014

Bach: Zion Hort Die Wachter Singen. La belleza salvará al mundo (Dostoyevsky)

La música de esta entrada corresponde al que ha pasado a la historia con el sobrenombre de "el padre de la Música". Johannes Sebastian Bach. Contado entre uno de los más grandes compositores de la historia y olvidado durante cincuenta años después de su muerte acaecida el año 1750.
Se trata de la coral de una de sus más famosas cantatas la 140 " Wachet auf, ruft uns die Stimme" (Despertad, nos llama la Voz). Es curioso pues al igual que os he mandado algunas piezas que una vez escuchadas dan ganas  de volver a escucharlas pues llegan desde el primer momento, esta es una pieza que para captarla en toda su belleza debe ser escuchada varias veces. En cada una de esas audiciones se desvelan nuevos matices que enriquecen cada vez más este magnifico coral. La fantástica frase inicial llena de movimiento es  expuesta por la cuerda y se repite de forma obsesiva a lo largo de toda la pieza modulando en ocasiones a tono menor y otras recuperando el tono mayor inicial. Por encima de esta frase, el coro de voces masculinas exponen con notas largas en su mayoría el coral. Paradójicamente la orquesta que suele hacer de acompañante del coro cambia por completo su papel y toma un rol preponderante poniéndose a la misma altura que el coro fundiéndose ambas partes, coro y orquesta en un todo, con una fuerza expresiva arrebatadora.
El texto dice:

Zion hört die Wächter singen,
Das Herz tut ihr vor Freuden springen,
Sie wachet und steht eilend auf.
Ihr Freund kommt vom Himmel prächtig,
Von Gnaden stark, von Wahrheit mächtig,
Ihr Licht wird hell, ihr Stern geht auf.
Nun komm, du werte Kron,
Herr Jesu, Gottes Sohn!
Hosianna!
Wir folgen all
Zum Freudensaal
Und halten mit das Abendmahl.





   Sión escucha el canto de los vigías,
   su corazón late de alegría en su seno,
   se despierta y se levanta con presteza.
   su glorioso Amigo llega del cielo,
   fuerte en la misericordia, poderoso en la verdad,
   Su luz brilla, su estrella se levanta.
   Ven ahora, corona preciosa,
   Señor Jesús, hijo de Dios!
   Hosanna!
   Sigámosle todos
   a la sala de la alegría
   y unámonos en la cena.


"La belleza salvará al mundo" nunca como en este momento histórico es pertinente esa frase de Dostoyevsky. En este momento en que respiramos inquietud y malestar, en que vamos frenéticamente a la carrera sin llegar a ningún sitio, en que al final del día terminas molido física y mentalmente, en que pocos o ninguno son los que te preguntan que tal estás preguntándotelo verdaderamente, en que predomina un sentimiento de que la realidad, hasta la más querida (y esto es terriblemente doloroso), se diluye. Se hace más necesario la presencia de la belleza que nos reclama a la Belleza. Se impone la necesidad de que la vida sea plena, intensa como esta música. Es necesaria la espera de que lo Imposible se haga presente, se haga compañero de camino, llene cada día como también reclama el texto de esta pieza. Es la espera de que lo extraordinario se haga cotidiano.


jueves, 17 de julio de 2014

Nogueira: Bachianina nº1. La vida como tensión hacia el destino.

La música de hoy es una música curiosa. Se trata de la Bachianinha nº 1 de Paulo Mendes Pupo Nogueira, conocido en el mundo artístico como Paulinho Nogueira fallecido en agosto de 2003 a los 73 años.

Es una música inquieta, que no para ni descansa en ningún momento, que muestra el drama de la vida, siempre en búsqueda, llena de tensión (no entendida como nerviosismo sino como tender hacía un fin). Sólo al final de la pieza se toma un respiro ralentizando el ritmo y acabando de manera sorpresiva en tono mayor (por así decirlo con un acorde que no mantiene la tónica general dramática y tensa) relajando la tensión presente en toda la pieza que sabe que ha llegado a su final.

La vida misma: la vida es una búsqueda y una tensión hacia lo que es nuestro fin, nuestro destino que no logramos atrapar, al que nos gustaría controlar, moldear a nuestro antojo, siempre escurridizo e inaferrable. Sólo al final la búsqueda encontrará su descanso y su sed será saciada. Sólo hace falta estar atento a Aquel que nos ha salido al encuentro para que no erremos al camino.





miércoles, 16 de julio de 2014

José Hierro. Respuesta: tenía que ser sin palabras como tú me entendieses

Como parece que le he cogido el gusto a esto de publicar, ahí va uno de los poemas más bellos que conozco. Se trata de "Respuesta" de José Hierro (1922 - 2002) poema extraido de su libro Alegría publicado en 1947 por el que ganó el prestigioso premio Adonais. Tras este llegarían una ingente cantidad de premios y reconocimientos. 

Como no se trata de hacer un comentario de texto simplemente diré que lo que Hierro intenta explicar o responder en este poema es algo tan grande que no se puede expresar con palabras. En realidad las cosas más grandes de la vida no pueden ser expresadas con palabras sean estas circunstancias favorables o desfavorables. O al menos nos reclaman a un silencio en el que podamos contemplar con mayor claridad el Misterio que asoma en todo lo creado. En este silencio sobren las palabras pues se muestran insuficientes. Simplemente no pueden ser comprendidas si no se ha hecho experiencia  de ellas. ...Tenía que ser sin palabras como tú me entendieses...

            Respuesta

            Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
            Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
            Que tú me entendieras a mí sin palabras
            como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.

            Me preguntas, amigo, y no sé que respuesta he de darte.
            Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
            Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
            la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.

            Me preguntas, amigo, y no sé que respuesta he de darte.
            Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
            Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
            yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
            Criatura también de alegría quisiera que fueras,
            criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.
           
            Si yo ahora te dijera que había que andar por ciudades perdidas
            y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
            y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
            y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...

            Si yo ahora te dijera
            que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
            la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
            aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
            aquel niño que azota la mar con su mano inocente...
           
            Si yo te dijera estas cosas, amigo,
            ¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
            qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
            Y ¿cómo saber si me entiendes?
            ¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
            ¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
            ¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?

Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras
como tú me entendieses.


                                               José Hierro, en De Alegría. 1947


La vida se oye: un lugar para la belleza...



Quería comenzar este blog con una pieza de música que explica cual es el origen y la razón del mismo: la belleza transmite y revela algo que está más allá de ella. Remite a algo que es la fuente de la belleza sin la cual el hombre no podría vivir. Esta belleza nos cautiva y nos atrae ¿por qué? por que estamos hechos para la Belleza , la Verdad, La Justicia... y esta belleza es reflejo de esa Belleza. 

En esta primera entrada hablaré sobre una música que tal vez sea un poco dificil de escuchar pero creo que es de una gran belleza y el mensaje es además de hondo calado. Se trata de una parte del segundo movimiento de la sinfonía nº 3 "De las lamentaciones" (Symfonia pieśni żałosnych) del compositor polaco Henryk Gorecki. Esta es una sinfonía escrita para soprano y orquesta marcada como su titulo indica por el lamento, por el dolor. En concreto la letra del movimiento de hoy se trata del lamento de una chica de 18 años escrito en la pared de una celda de la gestapo:

    Mamo, nie płacz, nie.
    Niebios Przeczysta Królowo.
    Ty zawsze wspieraj mnie.
    Zdrowaś Maryjo, łaski pełna.


Mamá, no llores, no.
Inmaculada Reina de los Cielos,
apóyame siempre.
Ave María, llena eres de gracia.
Zakopane, "Palace", celda n.º 3, pared n.º 3, Helena Wanda Błażusiakówna de 18 años, encarcelada desde el 25 de septiembre de 1944.

El compositor recuerda así el impacto que le produjo el descubrimiento de este texto: «Admito que siempre me han irritado las grandes palabras, los gritos de venganza. Quizás si me viera frente a frente con la muerte yo también gritase así; pero esta frase que encontré era diferente, casi una disculpa o una explicación por haberse metido en este lío; busca consuelo con palabras sencillas, pero significativas». Más tarde explica: «En la prisión, toda la pared estaba cubierta de inscripciones que clamaban: 'Soy inocente', 'Asesinos', 'Ejecutores', 'Liberadme', 'Salvadme', etc. Todo era chillón y banal. Los adultos escribían este tipo de mensajes, pero he aquí una chica de dieciocho años, casi una niña. Ella es diferente. No desespera, no llora, no exige venganza. No piensa en sí misma, en si merece o no este destino. En cambio, piensa en su madre, que es quien experimenta la verdadera desesperación. Esta inscripción es algo extraordinario. Y realmente me fascinó». 

¿Qué es lo que hizo que esta chica no sucumbiera como los demás a pedir venganza? ¿Qué es lo que hizo que, en definitiva, no perdiera la esperanza en una situación como esa? La clara conciencia que tenía de no estar sóla, de saberse acompañada en una situación en la que el más valiente, si confía sólo en su fuerza, sucumbe. El dolor, el lamento (como refleja muy bien la música) no desaparece pero no está sóla y eso le hace tener esperanza. Es como el niño que intenta entrar sólo en una habitación oscura se queda paralizado pero si es su padre o su madre quién le coge de la mano ese niño camina pues su fuerza no está en él sino en la presencia de su padre. Ojala ante una prueba como esa tuviesemos la misma certeza.